Una historia sobre el mar...













Nacer con mar a tus pies es una bendición, su olor a sal y pescado, su calidez, sus rocas y corales, sus habitantes. Aquí nací yo y antes de mudarme a las montañas era para mí algo de rutina, la playa, tranquila, cuando me mude vivía en la gloria sin saberlo, estudiaba en Los andes, con montañas, bosques, ríos y lagos, cuando acababan las clases volvía a casa en la costa noreste de Venezuela, como estaba de vacaciones íbamos mucho a la playa, semanas enteras metidos en un pequeño poblado de pescadores a mitad del golfo de Cariaco, para mí siempre fue normal, una especie de rutina; clases, aventuras, montaña, ríos, vacaciones, vuelos, costa, calor, playa y de nuevo se repite, cuando tome la decisión de venir a Argentina sabía que esa rutina ya no iba a ser más y en mi último viaje a la playa trate de apreciar cada segundo que estuve ahí y pude sentir de verdad lo mucho que lo iba a extrañar, tengo 2 años en la Argentina y los sueños con Mar son repetitivos, son tan repetitivos que no paro de mirar playas por google maps, nacer con el mar a tus pies es una bendición tan grande que su esencia sigue en ti así te hayas ido lejos, sus colores y sonidos, pero sobre todo sigue en ti porque nunca nada va a poder eliminar del tiempo la primera vez que te metiste al mar.